La lluvia nos cogió
en medio del cronograma de filmaciones.
Lo grave de esto fue que para poder coordinar un día de filmación, sobre
todo con los hombres y las mujeres, era muy difícil que sus horarios
independientes coincidan. Esto
ocasionó un retraso casi de 1 semana para las siguientes actividades con ellos.
Ya no podíamos
posponer más lo planeado y, con lluvia o sin ella, llevaríamos a cabo el nuevo
cronograma de filmaciones que establecimos. Cada equipo tenía sus historias desarrolladas y plasmadas en
storyboards.
En el caso de las
mujeres, la historia que decidieron contar está llena de nostalgia, sentimiento
y sensaciones pasadas que Ricardo Palma les inspiraba cuando recién llegaron a
establecerse en ese lugar. El
grupo estuvo conformado por 5 señoras entre las cuales el grupo base fue de
doñas Zoili, Karina, Milena,y Tulia.
Cada una de ellas tenía un tiempo distinto de establecida en el
caserío. Todo comenzó con la idea
de Doña Tulia, ella quería contar todo lo que veía y le impactó del bosque que
había en lugar de la actual plaza del pueblo. Luego todas las demás comenzaron a recordar sonidos de
tiempos pasados, cuando para recoger agua debían caminar y caminar, y cuando
todas las casas que hay ahora en Ricardo Palma no eran más que árboles
tupidos. Así es como decidieron
filmar sus historias comparadas con la realidad de la biodiversidad en el
pueblo.
Para los hombres
desde un inicio estuvo clara su locación: Shitariyacu. Éste es el lugar de Concesión para
Conservación de la Asociación de Desarrollo Sostenible y Conservación Ricardo
Palma, y ellos no querían dejar pasar esta oportunidad de filmar y mostrar a
todos los que vean su película, los atributos del lugar. Por cierto, la resolución de la
concesión está actualmente publicada en el diario El Peruano y solo queda
esperar los 30 días hábiles para descartar cualquier objeción.
Con ellos el mayor
problema fue el clima; con lluvia tan fuerte como había estado cayendo no
podríamos llegar al lugar que ellos indicaban y mucho menos sacar las cámaras
para filmar. Pero, felizmente,
llegó una mañana de claridad, con poco sol, y despejado indicando que por lo
menos tendríamos unas horas sin lluvia.
Así que lo aprovechamos sin pensarlo, y salimos rumbo a
Shitariyacu. El grupo de hombres
estaba conformado de alrededor de 6 en el equipo base, pero fueron aumentando
en algunas sesiones y disminuyendo en otras. Para la filmación fueron los señores: Batmer, Miguel,
Ronald, Aurelio, Manuel, y Litman.
Ellos habían determinado desde un inicio que su película sería un
documental sobre la zona de concesión con hincapié en la biodiversidad que se
puede encontrar.
Lo que más me va
gustado de esta experiencia, es que cada grupo tiene ideas muy diferentes, pero
todos están ligados al mismo objetivo: conservar. Tienen muchas historias que contar y lo quieren hacer. Pensar en imágenes es lo que facilita
la transmisión del conocimiento desde sus autores o primeros receptores, hacia
los que jamás tuvieron experiencias parecidas o tal vez sí, formándose un
intercambio implícito. El diálogo
se vuelve horizontal y sin restricciones de tiempo y espacio, cada cual coge su
cámara y lo muestra, tal cual.
Puede teletransportar a sus espectadores al momento preciso donde todas
las sensaciones originales pueden ser invocadas unas y otra vez. Y también puede llevar a los
espectadores a lugares llenos de vida natural que sus pies aun no visitan.